El bien y el mal

Me parece que para entender sobre el bien y el mal tenemos que volver a la concepción básica.

Como sin duda sabes, cuando el mundo – universo – multiverso – fue concebido, se pusieron en juego dos fuerzas.  La primera constructiva y la segunda destructiva.

Ya lo he dicho antes, pero si nada muriera, que es la fuerza constructiva, y todo viviera sin cesar, el planeta Tierra estaría pronto atascado de seres vivos.  Habría plantas, animales, personas, todos reproduciéndose y nunca muriendo hasta que no habría espacio para nada.

Del mismo modo, si todo muriera, muy pronto el planeta Tierra sería un páramo estéril.

Así que es necesario un equilibrio entre el crecimiento y el declive.

Aquí es donde entran en juego las dos fuerzas.

Inicialmente, nada es malo.  Necesitamos la fuerza negativa para mantener la fuerza positiva bajo control.

Sin embargo, al igual que la fuerza positiva puede ser manipulada por los humanos en un esfuerzo por crear más bien, también la fuerza negativa puede ser manipulada por los humanos para crear más mal.

Esto, por supuesto, sólo puede hacerse aquí en la Tierra.  En el mundo espiritual, nada muere pero, como el espíritu no ocupa lugar, hay espacio para todo.

Aquí en la Tierra es una situación diferente.

Podemos destruir la forma física de las cosas aquí en la Tierra.

De ahí viene el concepto de que las cosas en la Tierra son malas.  No es así.  Es sólo que las cosas de la Tierra pueden ser manipuladas, deformadas, hechas para parecer monstruosas.  Se pueden fabricar armas de destrucción.  Se pueden fabricar instrumentos de tortura.  Es como si el diablo tuviera libertad de acción aquí en la Tierra.  Es sólo gente malvada que utiliza los poderes de las fuerzas destructivas para sus propios fines malvados.

En espíritu, nada puede ser matado o deformado.  Las armas no existen.  Todas las cosas conservan su forma espiritual pura.

Así que espero que puedas ver que, comparado con el mundo espiritual, la Tierra parece ser un lugar muy negativo.

Todo lo que es, es que la gente malvada aprende a usar el poder destructivo natural dado por Dios para mantener las cosas bajo control para sus propios fines malvados.

Es el hombre el que es malo -algunos hombres/mujeres- no el planeta Tierra.

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